Navalquejigo era un pueblo abandonado en plena sierra madrileña. Nadie se preocupaba de él ni de su estado de conservación hasta que llegaron unos okupas, desde entonces es un pueblo okupado en el sentido más literal de la palabra: jóvenes y no tan jóvenes se han instalado en las viejas casas para hacer allí su hogar y reivindicar de paso, dicen, su derecho a ocupar aquellos edificios que nadie utiliza. Para los okupas el pueblo vuelve a tener vida gracias a ellos y a cambio obtienen casa gratis y sin hipoteca al cargo. Pero esta historia tiene también su lado oscuro; desde hace unos meses mantienen un pulso con una constructora propietaria de todos los terrenos; de hecho ya fueroon expulsados una vez por la policía, pero han regresado y de momento no tiene intención de irse...
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