En España hay cerca de 3000 cadáveres sin identificar, es decir, personas fallecidas que nadie ha reclamado y que descansan en tumbas sin nombre de cementerios o en el peor de los casos en los sótanos de depósitos judiciales. En la sección 22 del Cementerio Sur de Madrid se levantan unos 200 nichos sin lápidas ni nombres. Mientras tanto, las asociaciones de desaparecidos se debaten entre la incertidumbre de saber si su familiar está vivo o tal vez forme parte de ese grupo de muertos de nadie.
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